2/2/16

El síndrome de niño rico


El síndrome de niño rico

elheraldo.com.ec.-Dr. Guillermo Bastidas Tello

Es usted de los padres 1ue le compra con frecuencia costosos regalos a su hijo, sin que se trate de una ocasión especial?.

¿Le deja ver más de una hora de televisión diaria? ¿Lo lleva a "paseos culturales" aunque él no quiera ir? ¿Está su hijo matriculado en actividades opcionales como lecciones de música, de idiomas o entrenamientos deportivos, aunque él generalmente preferiría quedarse en casa jugando? ¿Espera su hijo recompensas económicas, cada vez que le hace un favor a alguien, ¿Su hijo se queja a menudo de estar "aburrido" y no tener nada qué hacer, a pesar de tener el cuarto lleno de juguetes? Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es afirmativa, usted puede ser padre de un niño que tiene demasiado.

Eso es lo que sostiene el pediatra Ralph Minear, profesor de pediatría de la Facultad de Medicina de Harvard, quien publicó un libro sobre el tema: El niño que tiene de todo en exceso. Según el autor, a falta de tiempo para estar con sus hijos, los padres están dando excesivas cantidades de libertad, dinero, juguetes, comida, información y protección a sus hijos. Son padres que quieren que sus hijos tengan todo lo que ellos no tuvieron. Sin embargo, lejos de conseguir el hijo perfecto con el que sueñan, se encuentran generalmente con niños desadaptados, deprimidos o rebeldes que sucumben ante semejante avalancha.

Es el síndrome del niño rico. Pero según el autor, no se necesita ser rico para sufrir tal síndrome. Con mayor frecuencia se presenta en familias de clase media o que simplemente aspiran a tener más bienes, más ingresos y mejor posición social. Y como resultado del esfuerzo económico y los sacrificios que implica para muchas familias saturar a sus pobres hijos de "oportunidades", los niños se ven enfrentados también a demasiadas exigencias para que sobresalgan en todos los campos.

Muchos padres modernos piensan que deben colocar a sus hijos, tan pronto como sea posible, en la ruta del triunfo para evitar que se queden rezagados y botan la casa por la ventana. En lugar de permitir que los niños adquieran y desarrollen sus aptitudes a un ritmo natural, tratan de acelerar el proceso normal de aprendizaje y ejercen sobre sus hijos enormes presiones.

Su hijo es generalmente el primero en poseer las innovaciones que aparecen en el mercado. La mayor parte del día del niño está programada. Durante las vacaciones, su hijo siempre toma un curso (desde tenis hasta lectura rápida) destinado a darle una ventaja especial sobre otros niños.

Los padres que invierten más dinero que tiempo en la educación de sus hijos se ven frustrados o al menos desconcertados de que los resultados no sean equivalentes.

Pero además de la frustración paterna, los niños son los que pagan las consecuencias de esos excesos. La opinión general de los expertos es que cada vez más niños llegan a los consultorios de los pediatras y sicólogos, víctimas del mismo estrés que sufren los adultos en el competitivo mundo profesional. Los síntomas de lo que el autor llama "el síndrome del niño rico" se manifiestan en diversas formas. En la parte física pueden ir desde frecuentes dolores de cabeza hasta la aparición de fobias.

En la parte emocional este alto nivel de ansiedad se manifiesta en la falta de rendimiento escolar y dificultad para mantener buenas relaciones con sus compañeros.

Los niños que pasan mucho tiempo sin la vigilancia, que manejan el dinero sin control, que realizan demasiadas actividades fuera de su casa, que tienen acceso a programas de televisión o revistas para adultos y que toman sus propias decisiones cuando aún no han recibido la orientación y los valores necesarios para enfrentar tales experiencias están en peligro.

La demasiada libertad, puede dar como resultado falta de disciplina y desorientación moral; demasiadas cosas materiales son por lo general un substituto del tiempo y la atención personal; excesiva presión para que sobresalgan, puede crearles un alto grado de ansiedad e impedirles alcanzar sus propias metas; excesiva protección da una preparación deficiente para enfrentar los retos de la vida real.

Lo cierto es que el exceso de cosas y de experiencias, parece estar quitándole a la niñez su capacidad de asombro. (O)
 

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