27/1/17

Tener miedo a la oscuridad puede ser una fobia si no se supera en la niñez

Tener miedo a la oscuridad puede ser una fobia si no se supera en la niñez

laverdad.es

Aunque pocos conozcan su nombre, cual es nictofobia, pocos han escapado a padecerla, aunque fuera solo una vez en la vida. Otra cosa es que ese miedo a la oscuridad se convierta en algo continuo. La doctora en Psicología Cristina González ha culminado una obra que ayudará a niños, padres y educadores a superar esos episodios. El libro, que ha sido prologado por el catedrático de la Universidad de Murcia Javier Méndez, se titula 'Tratacuento' y propone, basándose en un juego y en la propia lectura, consejos útiles para superar el problema.

-¿A cuántos niños se calcula que afecta la nictofobia?

-El miedo a la oscuridad surge a partir de los 18 meses de vida y tiende a desaparecer a los tres o cuatro años, pero muchas veces se extiende hasta los ocho o nueve. Se estima que uno de cada tres niños entre tres y cinco años se queja de ese miedo.

-¿Cuál es la primera medida a adoptar ante el problema?

-Evitar que vean películas de terror o que escuchen historias de miedo. Estos estímulos facilitan que se normalice la sensación de miedo y se agravará el problema. Por supuesto, no burlarnos de su temor ni forzarlo a hacer algo que no quiera en la oscuridad y, a continuación, tomar medidas para que supere ese miedo y evitar que se transforme en una fobia.

-¿Por qué decidió escribir esta obra?

-Con la finalidad de proporcionar a los padres una herramienta con la que actuar cuando los hijos muestran síntomas de miedo a la oscuridad y alargan el momento de ir a dormir, consiguiendo así que la noche sea un momento de descanso y evitar que este miedo pueda derivar posteriormente en una fobia.

-¿Qué método propone?

-Consta de dos elementos esenciales: el cuento y el juego. 'Tratacuento' se compone de siete historias, una para cada semana. Son leídas con los padres o madres a la hora de ir a dormir. Después se proponen juegos a los que se dedicarán diez minutos, con los que se pretende partir de un clima amistoso y cercano en el que los niños se sientan seguros. Se incluyen una serie de pautas para orientar la intervención de la familia y se añaden tareas semanales con instrucciones más específicas para afianzar lo aprendido. Es un método sencillo que ayuda a acercar al niño a la oscuridad progresivamente.

-¿Cuál debe ser la actitud de los padres ante ese miedo?

-La actitud positiva y empática es el ingrediente principal que debemos utilizar con nuestros hijos, intentando crear un clima de confianza mutua que facilitará que expresen con total libertad qué les pasa, qué les preocupa, cómo se sienten... dejando claro que están para ayudarlos ante sus dificultades. Por otra parte, atribuyendo a los niños la capacidad de conseguir su objetivo dándoles a entender que es un proceso que dura un tiempo y que después podrán utilizar lo que consigan para alcanzar otras metas. De esta forma, se fomenta la confianza en ellos mismos.

-¿A qué tienen miedo nuestros niños concretamente?

-Los miedos son evolutivos. Es normal que nos acompañen a lo largo de nuestro desarrollo. Desde que nacemos hasta los seis meses de vida, lo normal es que los bebés tengan miedo a la pérdida súbita de sustentación, a los ruidos fuertes, pero más adelante estos miedos se superan y dan paso a otros como temor a los extraños, a los objetos que aparecen de forma inesperada. Posteriormente, toman protagonismo la separación de los padres, los animales, los truenos, la oscuridad. Este último miedo es uno de los más persistentes, ya que aparece alrededor de los dos años y tiende a desaparecer hacia los nueve.

-¿Esta fobia puede afectar también a adultos?

-Fobia y miedo no son lo mismo. Los niños experimentan diversos miedos a lo largo de su desarrollo, muchos de los cuales son transitorios, de intensidad leve y específicos de una edad. Pero si uno de estos miedos persiste, pasada esta edad, se puede convertir en una fobia. El miedo a la oscuridad no superado en la niñez será probablemente una fobia en la edad adulta. La característica de las fobias es su interferencia en la vida cotidiana de la persona que la padece.

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