23/8/12

Evitar el corte de digestión



Evitar el corte de digestión
 
El corte de digestión es un trastorno que tiene lugar con relativa frecuencia en playas y piscinas durante los calurosos meses de verano. Los más pequeños, impacientes por zambullirse en el agua tras la comida, no suelen esperar a que se digieran los alimentos, por lo que el riesgo de sufrir un corte de digestión aumenta en estos casos. Aunque también puede darse como consecuencia de otros factores.

¿Qué es el corte de digestión?

El corte de digestión también se denomina golpe de agua o síncope por hidrocución. Se trata de un trastorno de gravedad variable que tiene lugar como consecuencia de la diferencia de temperatura entre la piel y el agua. Al entrar al agua de la playa o la piscina de forma súbita, mientras tiene lugar el proceso de digestión, la sangre que se encuentra en el tubo digestivo se desplaza a otros órganos como la piel, para que se pueda contrarrestar el cambio de temperatura que tiene lugar. Esta falta de sangre en el sistema digestivo es la causa del corte de digestión. Si bien, éste proceso puede presentarse aun cuando no está teniendo lugar la digestión, ya que al zambullirse de golpe en la piscina o el mar después de haber estado al sol o tras haber realizado ejercicio físico, la diferencia de temperatura entre la piel y el agua puede provocar la aparición de los mismos síntomas.

Cómo reconocerlo y actuar

Si tras un día de playa o de piscina el niño presenta náuseas y vómitos, es posible que estos sean síntomas de un corte digestión, aunque también puede que se trate de una simple indigestión. Si además el niño se marea, está pálido y suda, o pierde la conciencia entonces es muy probable que se esté frente a un corte de digestión. Estos últimos síntomas son de mayor gravedad, aunque aparecen con menor frecuencia, pero hay que tener en cuenta que en el peor de los casos el niño puede llegar a sufrir un paro cardiaco.

En caso de que tenga lugar un corte de digestión, tanto si se trata de un niño como de un adulto, han de seguirse los mismos pasos. Se debe avisar a los servicios de urgencias y sacar a la persona del agua la más rápido posible. Es de gran ayuda que hasta que lleguen dichos servicios se realice la maniobra frente-mentón para abrir las vías respiratorias e iniciar las maniobras de reanimación correspondientes en caso de que la persona sufra un paro cardiorrespiratorio.


Lo mejor, prevenirlo

Aunque pueda resultar muy útil tener unos conocimientos básicos de primeros auxilios, la prevención es lo más importante. Aunque resulte difícil acostumbrar a los más pequeños a que sigan algunas normas antes de darse un baño, conviene que se habitúen a respetar un tiempo prudencial de unas dos horas y media o tres tras la comida antes de sumergirse en el agua. Es igual de importante no entrar de golpe en el agua sino hacerlo de forma progresiva para que el cuerpo se vaya acostumbrando al cambio de temperatura, sobretodo después de haber estado al sol o de haber realizado ejercicio.

También conviene saber que un helado o un granizado, alimentos muy consumidos entre los más pequeños, pueden resultar muy refrescantes, pero si se toman después de realizar ejercicio, son capaces de provocar un corte de digestión, como consecuencia del descenso de presión sanguínea que tiene lugar en la región digestiva. Es importante que los niños se habitúen a seguir estas sencillas pautas de prevención para que así puedan disfrutar con seguridad de las playas y piscinas.

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